Desde que hemos sabido el lío que tenían S. y la au pair, hemos dejado de discutir todo lo que discutíamos; desde nuestra casa ya no salen los gritos que salian, no es que nos hayamos reconciliado, no, ni S. ni la au pair viven ya en esta casa y por tanto han dejado de ser vuestros vecinos, como ya sabeís, el piso es del padre de S., pero el señor juez ha dicho que me quede a vivir aquí con las niñas hasta que dejen de depender de nuestro (su) dinero. Cuelgo esta nota en el ascensor para vuestro conocimiento y para deciros que aquellos con los que estamos enfadados siempre ha sido por culpa de S. y por tanto ahora podemos desenfadarnos. Supongo que a partir de ahora, cuando os encontreis con S., cuando venga a recoger a las niñas en sus fines de semana, será muy amable con vosotros. Por el interés te quiero andrés.
Las niñas siguen llorando como siempre, a ellas sí las oireis
R.
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